El año pasado, Nicolas Sarkozy hizo a un hombre particular un encargo delicado. Corría el mes de diciembre y el presidente de la República francesa, tras nombrar Comisario de la Diversidad a Yazid Sabeg, un abogado de origen argelino convertido en empresario exitoso, le ordenó que se hiciera con "las herramientas estadísticas" necesarias para "radiografiar" la sociedad.
Francia reconoció ayer formalmente la relación existente entre las 210 pruebas nucleares que realizó en el Sáhara y el Pacífico y las enfermedades que sufren cientos de soldados y civiles que participaron en ellas. París se comprometió a indemnizar a las víctimas de las explosiones atómicas, y dedicó a ello una partida inicial de 10 millones de euros en 2009.
Tarde decisiva para el futuro del partido que fundó el Estado de Israel, que montó su programa nuclear, que estableció su sistema educativo, que dirigió las guerras en las que se jugó todo y que sufre un permanente declive desde hace 30 años. Para escritores del prestigio de Amos Oz, un proyecto sin porvenir.
Habla claro y sin retórica. Comienza a soltar verdades entre sonrisas, con la voz suave y el índice levantado. Enseguida, en la platea se deshacen los corrillos y surge el entusiasmo. Su cara redonda de niña, coleta y flequillo, engaña. Tiene 38 años, es abogada, se llama Debora Serracchiani y es secretaria del Partido Demócrata (PD) en Udine (noreste de Italia).
El Gobierno de Estados Unidos anunció ayer un plan para reforzar la seguridad en su frontera con México que incluye la movilización de agentes federales, ayudas económicas y esfuerzos coordinados con las autoridades del país vecino para luchar contra las bandas de narcotraficantes. El proyecto no incluye, por ahora, el despliegue de fuerzas militares en la región fronteriza.