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Praga intenta sortear la crisis en plena presidencia de la UE

El presidente Klaus pide a Topolanek que siga en el poder

El primer ministro checo y presidente este semestre del Consejo Europeo, Mirek Topolanek, presentó ayer su dimisión al jefe del Estado, el euroescéptico Václav Klaus. El Ejecutivo tricolor de Topolanek, integrado por conservadores, democristianos y verdes, cayó el martes en una moción de censura del opositor Partido Socialdemócrata (CSSD).

"Estoy preparado para nombrar un Gobierno que se apoye en un acuerdo parlamentario y no esté basado en diputados tránsfugas", dijo Klaus tras la reunión con Topolanek. El ya dimisionario primer ministro logró en su día la investidura con el apoyo de dos diputados socialdemócratas que le apoyaron contra el criterio de los cuadros del partido de izquierdas.

Bruselas considera que hubo una mala traducción de las críticas a Obama

"Si alguien es capaz de traerme 101 firmas que posibiliten un Gobierno, le daré la oportunidad", dijo Klaus, abriendo la puerta para que Topolanek trate de formar su tercer Gobierno en esta legislatura, tras los comicios legislativos de junio de 2006.

Klaus cree que es esencial que "la solución sea rápida, ya que esto lo exige la complicada situación económica y la presidencia del Consejo Europeo, que debe ser desempeñada por un Gobierno plenamente legítimo".

El jefe de Estado, padre de las reformas económicas de los años noventa, añadió que "es inaceptable una situación de provisionalidad hasta el final de la presidencia" europea, tal como están dispuestos a aceptar los socialdemócratas tolerando al actual Ejecutivo. Topolanek asumió la gestión interina del país "y hasta que seamos desalojados, cumpliremos nuestras responsabilidades en casa y en el exterior".

El presidente del gobernante Partido Democrático Ciudadano, principal formación parlamentaria, indicó sin embargo que "la única salida a esta situación son las elecciones anticipadas". Las encuestas dan cuatro puntos de ventaja a los socialdemócratas.

Por otra parte, la UE trató ayer de quitar hierro a las palabras de Topolanek del pasado martes, cuando dijo que el plan económico de Barack Obama conducirá a la UE al infierno. Fue un problema de traducción, dicen, y no un ataque.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de marzo de 2009