El reciente apagón ocurrido en la isla de Tenerife, que ha afectado a cientos de miles de usuarios de Unelco-Endesa, ha recordado a muchos el otro, de mayor gravedad, que dejó a oscuras la isla a finales de 2005 durante (en muchos casos) más de cuatro días. Es imposible poner en discusión el monopolio de la compañía que suministra el fluido eléctrico, pero sería lógico exigir como mínimo una carta de disculpas y un abono en concepto de corte indebido seguido de reconexión del servicio. Lo mismo ocurre cuando un usuario no paga la factura en los términos pactados.
En otro aspecto, es importante notar cómo una compañía capaz de facturar importes millonarios no sepa mejorar el nivel de tecnología ofertado. Los recientes aumentos en las tarifas harían pensar lo contrario.
Parece ser que un rayo ha afectado algunas estructuras de la central de Caletillas, en el sur de la isla. Mientras, cabe recordar que el invento del pararrayos, artilugio proyectado por Benjamin Franklin, es de 1753.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de abril de 2009