Alfonsina Storni ha llegado hasta nosotros envuelta en la leyenda de su suicidio, ocurrido en 1938. Aquella noche eligió una muerte poética, que años después inspiraría la conmovedora canción Alfonsina y el mar, compuesta por Ariel y Félix Luna y cantada por varias generaciones de voces de distintos registros. Una canción que embellece aún más a este ser entre frágil y fuerte que rescataba para todos nosotros la primavera, las flores, el modernismo color azul, una caricia perdida, un claro de luna, una mirada... Y lo hacía con una libertad expresiva y una sinceridad interna completamente seductoras para los lectores de su época y para los que se han ido subiendo poco a poco a su carro de amor, vida y muerte.
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El amor la hace mujer, y como tal habla de él sin regatear espinas, ni congoja, ni melancolía, ni sexo. Alfonsina restituye a la mujer su verdadera edad y sus deseos, se rebela contra esa forma de mutilación psicológica llamada virginidad ("Tú me quieres alba...", siguiendo los pasos de Hombres Necios, de sor Juan Inés de la Cruz).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de abril de 2009