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El líder del PP evita hablar de corrupción pese a la tensión interna

En la dirección del PP se ha instalado la convicción, confirmada hasta ahora por las encuestas, de que el escándalo de corrupción que ha estallado en su seno -la relación con una trama de empresas investigada por Baltasar Garzón- no afecta a sus expectativas electorales. Por eso, y a pesar de que ya son 16 los dirigentes implicados, Rajoy ha decidido obviar el asunto. Cuando se le pregunta, responde con evasivas o directamente no contesta.

Es lo que sucedió ayer. No explicó si tiene previsto incluir en las listas al Parlamento Europeo a Gerardo Galeote, al que el juez Garzón acusa de haber recibido más de 600.000 euros en sobornos de la red de Francisco Correa. Tampoco aclaró si destituirá a su tesorero, Luis Bárcenas, si resulta imputado por el Supremo. Garzón le acusa de recibir 1,3 millones de euros en sobornos. Ni explicó Rajoy por qué Bárcenas no ha dimitido y sí lo han hecho otros aforados, como Alberto López Viejo, ex consejero de Deportes de Madrid, que tampoco está aún imputado.

A pesar de las evasivas, este asunto, que escapa a la reuniones oficiales, centra las conversaciones internas. La mayoría en el PP cree que Bárcenas debe dimitir para no hacer daño al partido, y se disparan las especulaciones sobre sus motivos para no renunciar al puesto y defenderse así mejor de las acusaciones, como han hecho los otros implicados a excepción de Francisco Camps.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de abril de 2009