La exhibición de histeria que está haciendo el Partido Nacionalista Vasco (PNV) a la hora de abandonar el poder que ha ostentado durante 30 años no es la actitud más apropiada de un partido que se proclama central en el panorama político vasco.
En el clima siempre tan enrarecido que padecemos por aquí es muy peligroso desahogarse como lo han hecho, desprestigiando a un Gobierno que todavía no ha tomado posesión y llamando después cínicamente a la calma a sus propias bases.
Además de poco inteligente, esta actitud es un insulto a los que, perteneciendo y luchando por el progreso de esta sociedad tanto como ellos, hemos votado para que otras opciones tengan la oportunidad de demostrar que se pueden hacer las cosas de otra manera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de abril de 2009