Las dos grandes fábricas catalanas de automóviles continúan su particular contienda para superar la crisis. Ayer, la dirección de Nissan planteó a los sindicatos la necesidad de presentar "medidas drásticas" -un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE)- para unos mil trabajadores después de que el plan de prejubilaciones y bajas incentivadas sólo haya seducido a unas 650 personas de su fábrica de Barcelona.
La firma automovilística anunció 1.680 despidos en otoño para adaptar su fábrica de Barcelona a la caída de la producción y hacerla competitiva para acoger la producción de una nueva furgoneta, la NV200, pero finalmente los retiró y abrió plazo para las bajas voluntarias, que dos meses después no han cubierto sus objetivos.
Los representantes de los sindicatos reclamaron a la compañía que no presente todavía ningún ERE y defendieron un nuevo proceso para negociar nuevas soluciones "no traumáticas", para lo que lograron la mediación del Gobierno catalán. Empresa y sindicatos se sentarán a negociar mañana.
También ayer, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, desembarcó en el cuartel general de Volkswagen, en la ciudad alemana de Wolfsburg, para convencer a la firma de que fabrique en la planta de Seat en Martorell el nuevo Audi Q3, lo que salvaría 1.500 empleos. El presidente del grupo alemán, Martin Winterkorn, no prometió nada y aseguró que la decisión se tomará en unos 15 días.
Sebastián defendió la competitividad de Barcelona en esta pugna por el Q3, a la que aspiran otras plantas en Hungría, Eslovaquia y Alemania. Fuentes conocedoras de la reunión señalaron que el tono fue positivo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de abril de 2009