Por fin, en España, un sector olvida viejas consignas como el "vuelva usted mañana" y el "que inventen ellos" para pisar fuerte en la primera división mundial.
De la mano de las energías verdes, España puede no sólo capear mejor la crisis, sino también posicionarse en el pelotón de los países más dinámicos, cambiando al mismo tiempo nuestra dependencia del oro negro o del humor de distintos mandatarios por otra dependencia más romántica e inteligente del "oro transparente" procedente del sol, viento, ríos, marea, geotermia y biomasa autóctonas.
Sólo un necio hidalgo vería en un aerogenerador o una central solar a un terrible gigante en vez de una oportunidad única para crear empleo y riqueza sin dañar al planeta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de abril de 2009