Nueve lesiones en 18 meses. Son los números de Robben. Cada vez que el extremo holandés ha jugado dos partidos en tres días se ha lesionado. El martes no falló en su peculiar estadística. Y la resonancia a la que se sometió confirma la rotura fibrilar en el tríceps sural de la pierna derecha. Los médicos calculan que el jugador estará de baja unas tres semanas, por lo que se perderá, entre otros, el clásico contra el Barça en el Bernabéu el 2 de mayo.
"Las molestias por las que ha tenido que ser cambiado no son las mismas que sufría antes de entrar [el 1 de abril ya había sufrido una rotura en el sóleo de la pierna derecha]", comentó Juande Ramos al final del partido. El técnico reconoció que Robben tenía molestias, pero también sostuvo que estaba para jugar, aunque la decisión inicial era que descansara. Es decir, una contradicción tras otra. "Sabíamos que era perjudicial para él jugar dos partidos seguidos y por eso, pensando también en el encuentro contra el Sevilla, habíamos optado por darle descanso. Pero, tal y como iba el partido, tuve que ponerle", reflexionó el técnico. "Y no me arrepiento", afirmó.
Robben entró en el minuto 46, en el 51 ya se estaba tocando el gemelo y, a las tres carreras, tuvo que pedir el cambio. Juande no se dio cuenta hasta el minuto 63, después de que Raúl le echara una bronca por cambiar antes a Cannavaro.
La del martes es la novena lesión que sufre el jugador, por el que el Madrid pagó 36 millones de euros, desde que llegó a Chamartín y la quinta desde que empezó esta temporada. En octubre, contra el Espanyol, se retiró por un edema muscular; un mes después, en el calentamiento para el partido de la Champions contra la Juve sufrió una rotura en el sóleo; en enero abandonó un entrenamiento por una sobrecarga en los músculos lumbares y en febrero se lesionó con Holanda y se retiró por una contractura en la cadera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de abril de 2009