Mayor Oreja está saboreando la miel que puede disfrutar el próximo 7 de junio, día de las elecciones europeas. Puede ganar sus primeras elecciones. Aunque lleva toda la democracia siendo un actor relevante en la política vasca, nacional y europea, nunca ha ganado unas elecciones. Se ha presentado una vez a alcalde de Donostia, una vez de cabeza de lista por el PP a las elecciones europeas y tres veces a lehendakari. Puede ganar las europeas, pero no por su mérito ni por el desmérito del otro posible ganador (López Aguilar), sino por el voto de castigo que puede sufrir el PSOE.
Desde aquí hago un llamamiento a los votantes para que voten con la cabeza puesta en Europa, y no en España. El voto debe ser un ladrillo a la compleja casa que se está construyendo a duras penas y no un obstáculo. El voto a Mayor Oreja sería un retroceso en nuestros intereses. ¿Qué credibilidad puede tener un político en Bruselas que afirmó vivir en "una situación de extrema placidez" durante el franquismo? Además de negarse a condenarlo. ¿Qué pensarán sus compañeros alemanes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de abril de 2009