Cuando un ciudadano realiza una aportación económica a una ONG, entidad o fundación, lo hace seguramente para colaborar con ellas en el desarrollo de una función social importante y no con la intención de obtener una desgravación fiscal. También es cierto que la deducción obtenida a través del IRPF "obliga" de algún modo a las instituciones, y en consecuencia al resto de ciudadanos, a ser partícipes de tales donaciones. Este año, la Diputación Foral de Álava (gobernada por el PNV) ha decidido rebajar la deducción en el IRPF de un 30% a un 10% por donativos a organismos como Médicos sin Fronteras o la Fundación Vicente Ferrer. Este hecho, para mí criticable, me deja más perplejo aún cuando resulta que se mantiene el porcentaje de deducción del 30% de los donativos si éstos se destinan a entidades que realicen "actividades prioritarias de mecenazgo", como por ejemplo: Fundación Museo Artium, Fundación Catedral Santa María, Asociación Festival de Jazz de Vitoria, Museo Vasco de Gastronomía de Llodio, Euskaltzaindia, Centro de Interpretación del Ámbar de Peñacerrada, Museo Iruña-Veleia y Fundación Baskonia, entre otras.
Está claro. Metemos la tijera por donde ya duele habitualmente y la sangre ya ni se nota. Crisis de prioridades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de abril de 2009