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CINE | La semana por delante

El amor por la realidad

Objetivo Birmania se rodó en el jardín botánico de Los Ángeles. King Kong, la original, la que en 1933 dirigieron Ernest Beaumont Schoedsack y Merian Coldwell Cooper, no mucho más lejos. Ahorro de costes. Pero los dos realizadores no eran unos advenedizos de Hollywood, sino que sabían de qué iba la vida en la selva, su gente y los animales de los que hablaban. Documenta Madrid, que comienza el próximo viernes, dedica el ciclo Docuaventura a los documentales de la pareja SchoedsackCooper, como Hierba (1925), por el que atravesaron Asia menor para encontrar a los bakhtiari, una tribu nómada de Irán; Chang: la jungla misteriosa (1927), filmado en las selvas del norte de Tailandia; o Captain Salisbury Ra-Mu (1934), rodado después de King Kong, en el que describen la vida de Ras Tafari (¿les suena?), el príncipe regente del Imperio Abisinio, que se convertiría en el emperador de Etiopía.

Si Cooper fue un intrépido aventurero, experto piloto y soldado (como muestra otro de los filmes proyectados en Documenta, ¡Soy King Kong! Las proezas de Merian C. Cooper) antes de acabar de productor en Hollywood, E. B. Schoedsack venía del amor por la realidad: en Rango (1931) retrata la historia de Ali y su hijo Bin, cazadores de la selva de Sumatra. Para recuperar un tiempo en el que los directores de Hollywood hacían algo más que esperar un capuchino o decidir dónde poner los efectos digitales, las obras de Cooper y Schoedsack alegrarán el alma de los cinéfilos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de abril de 2009