Esta crisis económica ha desvelado que por muy mal que algunos lo hagan, el Estado garantizará su supervivencia. Hemos asistido al rescate de entidades bancarias y de la industria del automóvil. A cambio se ha exigido el cambio de modelo de negocio por inmoral o insostenible.
Con la música no ocurre algo parecido. Hoy se clama por acabar con la descarga de copias privadas en formato MP3, estando amparadas en el copyright o las licencias creative commons. Se lucha por mantener un modelo de negocio musical obsoleto en pie aun cuando existen alternativas legales como iTunes o Amazon de indudable éxito.
La descarga de música puede perjudicar a algunos grandes artistas que basan sus beneficios multimillonarios en comprar kilómetros de escaparate. Internet ha ofrecido a pequeños artistas la forma de promocionar su música de forma gratuita e independiente, beneficiando su difusión. Con una ley antidescargas serán daños colaterales del empeño de artistas con beneficios millonarios de no querer cambiar un modelo de negocio que, simplemente, no funciona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de abril de 2009