A pesar de la orden de cierre desde el año 2002 y la ratificación de la Audiencia Nacional en 2008 para ser embargada por pertenecer al complejo etarra, la herrico-taberna guipuzcoana de Lazkao ya está otra vez funcionando de nuevo como si tal cosa.
Sí; el mismo tugurio proetarra al que el ciudadano Emilio Gutiérrez rompió sus cristales con una maza después de que la banda terrorista atentara y le destrozara su casa.
Hoy, los amigos de ETA pueden volver a beber tan alegremente cachondeándose de la lentitud y la pasividad de la justicia en nuestro Estado de derecho.
Mientras tanto, Emilio Gutiérrez y otros 200.000 vascos más han tenido que abandonar sus hogares e irse del País Vasco por la presión y las amenazas del entorno terrorista y nacionalista radical. Con este triste pasotismo legal frente a los intolerantes terroristas de ETA, ¿cómo se espera derrotar verdaderamente al terror.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de abril de 2009