De la comunicación del Gobierno, que ayer llegó al Congreso, sobre las líneas por las que discurrirá el debate del estado de la nación, los próximos días 12 y 13, se desprende lo siguiente: el Ejecutivo propondrá nuevas medidas contra el paro, ofrecerá un pacto para afrontar medidas estructurales y mantendrá su fe absoluta en la concertación, o diálogo social, con empresarios y sindicatos. Ahora bien, a los actores del diálogo social les avisa de que no consentirá que ninguno resulte ganador. Los empresarios persisten con ahínco en sus peticiones de reformas laborales, que los sindicatos y el Gobierno consideran perniciosas para los trabajadores. "El Gobierno mantiene su rechazo de cualquier iniciativa que signifique un avance unilateral de alguno de los interlocutores sociales a costa de los otros". Así figura en el escrito y esa misma tesis la afianzó ayer el portavoz parlamentario del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, tras reunirse en el Congreso con los líderes de UGT y CC OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, respectivamente, a petición de éstos. Alonso les aseguró que el Gobierno no tomará ninguna medida que menoscabe la protección social o facilite el despido.
La novedad, no obstante, está en que habrá nuevas medidas. El Gobierno hará un primer balance "de la eficacia de las medidas tomadas", y "planteará otras nuevas que logren contener la destrucción del empleo y anticipar la recuperación del crecimiento". Y para las mismas pedirá acuerdo. Hasta ahora, las llamadas a la concertación han sido genéricas sin concreción. Las llamadas al diálogo las formulará para las reformas estructurales, es decir, con vocación de que perduren en el tiempo y más allá de las que proponga con carácter inmediato para hacer frente a la galopante destrucción de empleo. El presidente también "reclamará" y "ofrecerá" a los grupos implicación en la preparación y desarrollo de la Presidencia Española de la UE en el primer semestre de 2010.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de abril de 2009