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Crítica:

La edad de oro

Eran artistas, eran geniales, eran diferentes. Lorca, Dalí, Buñuel. Residencia de Estudiantes, conjunción de astros, choque inevitable. Paul Morrison elucubra en Sin límites sobre aquella edad de oro, sus triunfos y sus miserias. Y lo hace intentando abarcar su importancia artística, su vena genial y su radical distinción en una España de cántaro, terruño y rabia. Salvo algún desvarío (Buñuel apaleando gays), demasiadas reiteraciones (hasta tres veces se verbaliza el espíritu "sin límites") y una desnortada introducción de las consignas artísticas, políticas y sociales, el guión salva la papeleta gracias a los guiños metalingüísticos y a la buena graduación de la evolución afectiva entre Lorca y Dalí. En cambio, fracasa en el aspecto técnico, con una fotografía deplorable, y en la muestra del contraste entre las personalidades y su ámbito social.

SIN LÍMITES

Dirección: Paul Morrison. Intérpretes: Javier Beltrán, Robert Pattinson, Matthew McNulty.

Género: drama. Reino Unido-España, 2008.

Duración: 112 minutos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de mayo de 2009