Poesía. El libro La noche no tiene paredes, de José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926), es un libro en sazón, cuya compleja trabazón lógica no renuncia a las incursiones en el irracionalismo para expresar las perplejidades terminales del poeta. Sólo superficialmente emparentable a sus coetáneos, Caballero Bonald dista de las fulguraciones blancas de Claudio Rodríguez, de la calidez comunicativa de Ángel González o del temporalismo de Brines, y ni siquiera puede asimilarse al abatimiento del último Sahagún o a la escrutación del envés de lo dado que propone Valente. Construido en torno al símbolo de la noche como espacio de libertad, este volumen, de singular empaque y soberanía en la dicción, describe sin dejar nada atrás, reflexiona, condena, interroga y tira de la bocamanga del lector. Únicamente tras la participación intelectual de éste aflora una emoción siempre ajena a lo obvio, lo sentimental o lo gesticulante. En esta poesía severa, de gravedad afín a la de los moralistas barrocos, asoman las preguntas manriqueñas del ubi sunt? ("el amor consumiéndose / como un licor impuro, la excitante / trastienda de la noche, / ¿qué se hicieron?"), las suavidades de Garcilaso ("oh anhelo / nemoroso, oh dulce lamentar / de la misericordia"), el ideal estoico de Fernández de Andrada ("y así pudo / igualar con la vida el pensamiento") o, antes, del beatus ille horaciano ("Dichoso aquel que una mañana..."), y los ecos de la canción popular recogida por Lope (Sombras le avisaron). También aparecen Antonio Machado ("ni está el mañana -ni el ayer- escrito"), San Juan (la letanía "pero es de noche") y, por todas partes, Quevedo. Junto a las composiciones de métrica pautada, destacan algunos poemas versiculares, como Falso destino, alegoría trágica de la aventura humana que recuerda a Mujer con alcuza, de Dámaso Alonso, aunque con un discurso concentrado y menos salmódico. Derrotado, pero no rendido, el autor rechaza la claudicación a la que se le invita "a cambio / de no tener que recordar ya nunca".
La noche no tiene paredes
José Manuel Caballero Bonald
Seix Barral. Barcelona, 2009
160 páginas. 17 euros
Frente a los creadores que exprimen los zumos de una inspiración exhausta cuando ya sólo quedan algunas brozas retóricas, Caballero Bonald nos entrega un libro airoso y bien armado, donde se funden el razonamiento sinuoso y las llamaradas surreales, lo existencial y lo mítico. Mucho más que reiteración inerte de sus anteriores obras, La noche no tiene fronteras satisface las expectativas de los lectores más exigentes, según corresponde a un título mayor del poeta. -
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de mayo de 2009