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Reportaje:35ª jornada de Liga

El Madrid vive en el descontrol

Los jugadores plantan al COI, el presidente es imputado y Juande se resigna a marcharse

Una semana después del 2-6 ante el Barça, la situación del Madrid es la siguiente: el presidente, Vicente Boluda, está imputado por fraude; el ex presidente, Ramón Calderón, está imputado por fraude en dos procesos distintos; el vestuario da señales de desconexión con el club al no acudir a la visita de los inspectores del Comité Olímpico Internacional al Bernabéu, y el entrenador, Juande Ramos, admite que tiene asumido que su contrato finaliza en junio.

Juande es un hombre desorientado. Ha firmado 18 victorias, un empate y cuatro derrotas y, sin embargo, no percibe nada claro en su horizonte. "Yo tengo asumido que mi contrato era por seis meses", dice, "y que se acaba el 30 de junio. No por ganar un título me ganaba otro contrato y por no ganarlo no lo tendré".

Raúl, convertido en la máxima autoridad, lo dijo hace unas semanas: "En el Madrid hay unos líos enormes". Por si fuera poco, también hay sancionados (Pepe), lesionados (Guti y Sneijder) y acatarrados (Lass). Los tres se quedarán en casa mientras el equipo parte hacia Mestalla a jugar un partido en el que no tienen nada que ganar. El grupo ha dado por perdida la primera plaza y tiene garantizada la segunda aunque pierda los cuatro partidos que le quedan. El Valencia, en cambio, se juega entrar en la Champions. Para una plantilla que viene de sufrir retrasos en el pago de las nóminas, el torneo europeo, con sus grandes premios económicos, es sinónimo de alivio.

El que sí tiene asegurada la nómina para los años venideros es Cannavaro. El capitán azzurro acudió a Turín a pasar la revisión médica con la Juve el domingo pasado. Su traspaso está cerrado. Cabe preguntarse con qué espíritu afrontará lo que le queda de recorrido en España. En estos casos es cuando se comprueba qué jugadores sienten aquello que, coloquialmente, en el vestuario, llaman huevo frito. A los chicos del Madrid no les quedan más razones para competir aparte del escudo, que, efectivamente, parece un huevo roto sobre un plato de patatas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de mayo de 2009