El Gobierno aprobó ayer el fin de la publicidad en TVE, una medida revolucionaria para el sector audiovisual, golpeado por la crisis económica y los fuertes recortes en anuncios. Las emisoras privadas de televisión aceptan la nueva legislación pese a las aportaciones que deberán hacer a la pública, mientras las operadoras de telecomunicaciones, que también deberán entregar una cuota, prometen batalla hasta el final. El Gobierno plantea que los anuncios desaparezcan de la televisión estatal a partir de septiembre. La medida liberará unos 500 millones en publicidad, si bien el ejemplo de Francia no avala que los anunciantes la trasladen automáticamente a las privadas.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de mayo de 2009