Me resulta sorprendente la polémica que se ha creado por la discoteca de Granada que subastó menores solteras por las que los chicos pujaron con billetes de Monopoly. Estoy de acuerdo con el Defensor del Pueblo Andaluz: "Se ha perdido la cabeza". Pero también me pregunto por qué no se levantó la misma polémica el pasado 22 de noviembre, cuando la misma discoteca organizó exactamente el mismo evento, con la única diferencia de que eran las chicas quienes pujaban por chicos. Además, el mismo establecimiento había organizado otra fiesta en la que se premiará a las adolescentes que vistan con minifalda, y a la semana siguiente otro para muchachos en bermudas.
Me pregunto por qué la ministra de Igualdad instó a las jóvenes a no dar un paso atrás en la igualdad, cuando parece que el trato, denigrante o no, ha sido igualitario sin hacer distinción de sexo. A mí, personalmente, la idea de la subasta me parece desafortunada. Pero en cualquier caso me pregunto: ¿por qué lo que es vejatorio para las mujeres no lo es para los hombres? Y si es igualmente vejatorio, ¿por qué los medios de comunicación recogen lo que es vejatorio para las mujeres y no lo que lo es para los hombres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de mayo de 2009