Milagrosa Martínez, presidenta de las Cortes, dejó ayer a Enric Morera con la palabra en la boca cuando se saltó su última intervención y sometió directamente a votación la moción de Compromís sobre contratos públicos. Morera defendió la iniciativa. Esquerra Unida y el PSPV expresaron su apoyo a la moción y José Marí, por el PP, la rechazó. Morera tenía derecho a un réplica a Marí y el diputado del PP habría cerrado el debate. Pero Martínez estaba despistada. O no. Cada intervención de la oposición está trufada de insinuaciones. Y la presidenta ya había oído bastantes.
Los diez consejeros que son diputados no se molestan en simular siquiera un mínimo respeto a las intervenciones de la oposición. Cuando el presidente de la Generalitat abandonó el hemiciclo tras la sesión de control parlamentario, a primera hora, tardaron apenas dos minutos en salir en tropel.
Pero ayer no se despistaron a la hora de votar, como hace dos semanas, cuando el PP estuvo a punto de perder una votación aunque ocupa 54 de los 99 escaños de las Cortes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de mayo de 2009