De vez en cuando, hay madrileños en Madrid. Nacidos aquí, gatos de esos. Son ellos los que más viven San Isidro. La capital no es muy dada a la celebración de las tradiciones; tiene tantas de tantos sitios, que la mayoría pasan desapercibidas. Por eso San Isidro parece una excusa del madrileño para reivindicar que es de algún sitio, que también puede llevar disfraz. En la foto, una muestra: niña chulapa asiste a un espectáculo de malabares en el centro. Hoy, la pradera de San Isidro, los toros y las rosquillas; Madrid, un año más, haciendo acrobacias para recuperar el personaje.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de mayo de 2009