El vicepresidente de Eusko Alkartasuna (EA), Koldo Amezketa, se vio obligado ayer a salir a la palestra para tratar de poner orden en su partido y zanjar las "discrepancias" que varios cargos públicos estaban aireando desde que la dirección de la formación anunció el pasado martes su apoyo a la huelga general convocada por las centrales nacionalistas para el próximo 21 de mayo.
El último encontronazo verbal lo protagonizó ayer el único parlamentario de EA, Jesús Mari Larrazabal, quien recomendó al diputado de Hacienda guipuzcoano, Pello González, que se marche a otro partido o se quede en casa si no está a gusto dentro de EA. González se desmarcó la víspera de la línea oficial y acusó a su dirección de caer en "una deriva" con sus últimas decisiones. En una entrevista en ETB, Larrazabal afirmó: "Si estoy constantemente diciendo que esto no es lo mío, pues me voy a otro [partido] que considero más cercano o me quedo en mi casa sin militar en ninguno".
El parlamentario explicó que el respaldo de EA al paro "no es una autocrítica a toda la actuación del Gobierno vasco", del que su partido formó parte, gestionando entre otras la cartera de Empleo, sino "una autocrítica por la falta de diálogo" entre el Ejecutivo de Ibarretxe y los sindicatos.
Ante el cariz que está tomando la crisis en EA, su vicepresidente tuvo que interceder para pedir "calma" a los cargos públicos "ante la divergencia de posiciones y el cruce de declaraciones". Amezketa aclaró que EA decidió apoyar la huelga al entender que "en este momento existen razones suficientes" que justifican esa postura "en una coyuntura económica, social y laboral que está arrastrando a situaciones dramáticas a miles de personas".
El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, consideró ayer "respetable" el apoyo de EA, pero criticó el intento de "maquillar" las políticas económicas de los últimos años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de mayo de 2009