Antonio, te has ido. En una décima de segundo una ráfaga de aire frío nos ha recorrido el alma. Espero que ya estés en el sitio de tu recreo disfrutando de tus libros -Cómo, Así, Nada- y que mientras remueves el tiempo en el café logres resolver aquella incógnita que te faltaba. Las chicas y chicos de ayer siempre te recordaremos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de mayo de 2009