Un hombre corpulento de unos 30 años y con el cuerpo lleno de tatuajes atravesó a toda prisa, ayer a mediodía, la frontera entre Esplugues y Sant Joan Despí (Baix Llobregat). Corría como alma que lleva el diablo para zafarse de un hombre que le perseguía con intención de matarle. La víctima casi había llegado a su coche cuando su verdugo le dio alcance. No le dio tiempo a abrir la puerta. El agresor le descerrajó varios disparos -uno de ellos impactó directamente en la cabeza- y el joven murió en el acto.
El crimen tiene toda la pinta de un ajuste de cuentas entre delincuentes, según los investigadores de los Mossos d'Esquadra. Aunque en el momento del suceso no llevaba encima ningún tipo de documento, la policía ya ha podido identificar casi con toda seguridad a la víctima. Se trata de un joven de 30 años, extranjero y, según diversas fuentes, con antecedentes penales.
El cuerpo sin vida del joven quedó tendido en el suelo de la calle de Sant Martí de l'Erm, en el barrio residencial de Sant Joan. A esa hora (alrededor de la una de la tarde) había mucha gente en la zona, cercana a un parque y a los estudios de TV-3. El agresor -el asesinato fue cometido por una sola persona, según fuentes del caso- logró darse a la fuga en una motocicleta. Los testigos dan versiones contradictorias, aunque la mayoría coinciden en que se trata de un joven de pelo y tez morena, alto y con el pelo corto, que luce tatuajes en el abdomen y en un brazo.
La policía autonómica investiga el móvil del crimen y busca al autor. Deberá aclarar, por ejemplo, si víctima y verdugo discutieron antes del suceso (como afirman algunas fuentes) y, en todo caso, por qué lo hicieron. La principal línea de investigación es que se trata de un ajuste de cuentas entre personas que pertenecen a grupos de delincuencia organizada.
Algunos vecinos explicaron que oyeron el ruido de "petardos" (los disparos) y que después vieron un cuerpo en el suelo, informa Europa Press.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de mayo de 2009