Asomado a la puerta del helicóptero, Álvaro Bultó mira a un lado y a otro. Como quien va a cruzar un paso de cebra. Y se tira al vacío desde 1.000 metros de altura. Y planea por el cielo de Madrid durante unos minutos, hasta que, a unos cien metros, acciona el paracaídas y pisa suavemente el suelo.
Álvaro y sus compañeros del proyecto Alas presentaron ayer en el aeródromo de Cuatro Vientos su nuevo desafío: aterrizar sobre el Teide. Después de sobrevolar, con esos trajes especiales que les hacen parecer hombres pájaro, el estrecho de Gibraltar, el Polo Norte o la Antártida, Álvaro Bultó, Santi Corella y Toni López quieren aterrizar sobre un volcán a 4.000 metros de altura. "Suena a locura", comentaba ya con los pies en la tierra Toni López, que empezó a volar a los 17 años. "Pero estar allí es algo inexplicable, es la libertad total en medio de la nada".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de mayo de 2009