Respecto al proceso de Bolonia, me pregunto quién puede creerse que nuestro país está sinceramente comprometido con la implantación de un sistema de movilidad europea de profesores e investigadores, cuando su sistema universitario impide la movilidad de esos mismos recursos humanos por el territorio español.
Resultaría que, gracias a Bolonia, a un profesor español le será más fácil, en el futuro, ser profesor en Alemania o Italia que en la provincia de al lado. Curioso, ¿no?
Me lo pregunto yo, que, en virtud de las normas vigentes en el sistema universitario español, soy profesora titular de la Universidad de Málaga, y de ninguna otra universidad española.
Y aprovecho para preguntárselo al ministro de Educación, Ángel Gabilondo, quien cuenta con mi confianza. Se la ganó hace años, cuando me dio unas clases hipnotizantes sobre Michel Foucault, ese filósofo que enseñaba a desconfiar de las "verdades" que pasan por tales sin serlo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de mayo de 2009