Cuando están próximas las elecciones, escuchar las campañas electoralistas es deprimente: fundamentalmente parecen estar más dirigidas a ridiculizar y desprestigiar a los partidos de la oposición que a dar una línea de actuación e intentar convencernos y ofrecer lo que más nos conviene. Es como si habiendo elegido una prestigiosa tienda, en lugar de hablarnos de sus productos se dedicaran a poner verdes a otras tiendas. Pues bien, ¿es que no tienen nada que transmitir?, ¿o será que les da miedo perder votos? Creo que en estos delicados momentos lo realmente importante es pensar en el bien del país, informarnos y no pensar tanto en perder o ganar votos, que si lo hacen bien ya los ganarán.- Pilar Peña. Barcelona.
Es verdad que el escepticismo político se nos ha metido en los huesos y que costará vencerlo en las elecciones al Parlamento Europeo del 7 de junio. Es verdad que los avances en derechos humanos en la política europea son más lentos de lo que nos gustaría y que a veces se dan pasos atrás (como ocurrió cuando se aprobó la directiva de retorno de inmigrantes).
Sin embargo, es de justicia reconocer que el Parlamento Europeo también ha desempeñado a veces un papel importante a favor de los derechos humanos, incluso de forma más decidida que los propios Estados miembros. Así ocurrió cuando aprobó un informe sobre la implicación de los Estados de la Unión Europea en los vuelos de la CIA y las detenciones ilegales, adoptándose una resolución en la que se señalaba que los Estados miembros tenían responsabilidad moral y legal en este asunto.
El Parlamento Europeo puede tener una gran influencia en la defensa de los derechos humanos, no sólo dentro de Europa, sino también en países con graves vulneraciones de estos derechos, como el uso de niños como soldados.
Por todo esto, hace falta vencer el escepticismo para votar por una Europa comprometida con los derechos humanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de mayo de 2009