Galicia vive estos días la cara más dura del sistema de cuotas lácteas. Los ganaderos están en el límite de su supervivencia y las industrias responden empujando aún más los precios a la baja. El cierre de la planta de Pascual fue el primer síntoma de una enfermedad que podría extenderse a Leite Río. Jesús Lence, el mayor industrial del sector lácteo en Galicia, advierte que no va a pasar ni una a los sindicatos. A los ganaderos, sus proveedores, no les augura un buen futuro: "De 13.000 ganaderos sólo saben producir 4.000. Si no pueden hacerlo a unos costes determinados, tendrán que dejarlo. Es el mercado". Nada de apego a la tierra que lo vio crecer como empresario. Lence está estudiando seriamente irse de Galicia llevándose "una o dos plantas". Lo justifica para mantenerse, deslizando el argumento de que las fábricas de Aranda de Duero o Valladolid, "sí son competitivas". E insiste en que, si se ve obligado a pagar 34 céntimos por litro de leche, cierra "el mes que viene".
Lence: "Los sindicatos no tienen ni zorra idea de lo que dicen"
En una entrevista, señala que el modelo gallego, intensivo en producción y con explotaciones muy pequeñas, ha sido el cáncer del sistema. "Hemos convertido a la vaca en una fábrica de producir leche. En Francia las vacas llevan una vida de vaca. Aquí, no". Ve pocas salidas: "O compras terreno para fomentar forrajes y reduces costes, o rebajas el número de vacas. Es sencillo. El ganadero sabe de sobra lo que tiene que hacer. Lo que está claro es que el precio de la leche en 2007 fue un bluf".
Lence admite que el negocio le va bien. La facturación de Leite Río fue de 257 millones de euros, un 13% más que el año anterior. Leyma vendió por valor de 70 millones "y sigue creciendo". Tras explicar las cifras añade: "Cuando se quejan los sindicatos, no tienen ni zorra idea de lo que dicen".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de mayo de 2009