La ruptura de las negociaciones en el metal de Pontevedra se presenta como la antesala de una nueva convocatoria de huelga. Los sindicatos y la patronal se vieron ayer incapaces de acortar distancias entre sus posturas. "No avanzamos, aunque estábamos dispuestos a bajar nuestras exigencias salariales". Miguel Anxo Malvido, de la CIG, asegura que ese sigue siendo el principal obstáculo.
La patronal sólo aceptará un convenio para los próximos tres años y no dos, como inicialmente quería, "porque ya se han perdido seis meses". Las empresas ofrecen un incremento de los sueldos en línea con la variación del IPC, algo que se antoja "inaceptable" para las centrales porque, con la crisis, significaría la congelación de las nóminas. Tal y como están las cosas, en el sector auguran que el conflicto será largo. Por lo pronto, la huelga está prevista para los próximos miércoles y jueves.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de mayo de 2009