Nos juntamos en una casa de Argüelles ocho personas de ambos sexos a ver el Barça-Manchester: tres madridistas melancólicos, dos culés metafísicos, dos colchoneros estoicos y una treintañera ajena al fútbol pero locamente enamorada de Cristiano Ronaldo. Antes de empezar el encuentro hubo bromas, risas, pullas, birras, política, crisis, expectación y apuestas. Se decidió que el ganador de la porra debería sorprender a los demás con una celebración futbolísticamente incorrecta.
Todos queríamos que ganara el Barça, menos la treintañera, por motivos sentimentales, cristiana entre tanto pagano. Tras diez minutos de congoja, el gol de Eto'o fue la obertura de una majestuosa sinfonía blaugrana que nos dejó con la boca abierta hasta el final del partido. Nadie de los presentes acabó borracho, pero todos quedamos embriagados de ese júbilo sereno que sólo transmiten las obras de arte. Ganó la porra un tipo muy serio y muy madridista con sentido del humor exquisito. Se puso una barretina y una bufanda del Barça y nos ordenó que le siguiéramos a la plaza de España. Una vez allí, se plantó ante la estatua de Don Quijote, saludó al hidalgo, al escudero, a Rocinante y al rucio, y se dirigió a nosotros:
-¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza! Señoras y señores, como todos ustedes saben, Don Quijote jamás pasó por Madrid, pero en Barcelona fue recibido con fiestas y clamor. Cervantes malvivió en el Foro y se vengó omitiéndolo en las aventuras del Caballero de la Triste Figura. Tengo el honor de comunicar a ustedes que, tanto Cervantes como Don Quijote y Sancho son culés, cosa que sonroja en el Bernabéu. Esta noche, la melancolía de Don Quijote es azul, blues, blau, grana. Eso sí, al Caballero también le encantan el merengue y los buenos colchones. No es dogmático ni fundamentalista. He dicho.
A continuación se encaramó temerariamente a la estatua, le colocó una barretina a Don Quijote y gritó: "¡Guardiola, Madrid te quiere!".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de mayo de 2009