Desde mi punto de vista, hay cuatro pilares básicos dentro del concepto de justicia, que son jerárquica y cronológicamente los siguientes:
1. La verdad buscada, que la constituyen los hechos en sí mismos, desnudos y desprovistos de atenuantes.
2. La justicia o lo que el sentido común dicte que debe ser lo justo, lo que debe pasar, lo coherente.
3. La ley o leyes, si han tipificado bien los hechos acontecidos, si los sancionan de manera acorde a su gravedad o levedad.
4. El proceso, que no debe ser largo, ni trucado con tecnicismos, ni caro para que no haya discriminaciones por razones económicas, que garantice la búsqueda de la verdad de los hechos, que la justicia se entienda y se asuma por el común, y que las leyes no hayan dejado ningún resquicio, ninguna escapatoria técnica.
Detrás de una sentencia injusta o prevaricada, detrás de un proceso largo, detrás de las componendas políticas para no juzgar a genocidas, está el agujero por donde se escapa nuestra esperanza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de junio de 2009