Las abundantes lluvias de primavera parecían un regalo para los bomberos, prestos a afrontar la campaña forestal de verano (del 15 de junio al 15 de septiembre) con cierta calma. El éxito del año pasado avalaba la supuesta paz interior de quienes luchan contra el fuego: sólo se quemaron 101 hectáreas, el mejor resultado desde el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pero ojo: mayo ha sido un mes "extremadamente seco" y los temporales de viento y nieve de hace meses han dejado gran cantidad de vegetación y árboles caídos en los bosques. Si persiste el calor, la mezcla puede ser letal.
La situación no es crítica, sostiene el Departamento de Interior. Pero desde Bellaterra, sede de los bomberos, se mira con cariño al cielo para ver si, en las próximas dos semanas, regala unas gotas más de lluvia, el mejor antídoto contra el fuego.
Pese a las lluvias, los bomberos advierten de que mayo ha sido "un mes muy seco"
Hay un riesgo añadido: los últimos temporales de nieve (diciembre) y viento (enero) han hecho mucho daño en el territorio, sobre todo, en las zonas forestales. Según los cálculos de Interior, unas 23.000 hectáreas de masa forestal quedaron afectadas. La mayoría están concentradas en seis comarcas: Garrotxa, Ripollès, Osona, Baix Llobregat, Anoia y Alt Penedès.
El problema de aquellos temporales -atípicos en Cataluña por su virulencia- es que produjeron la caída de cientos de árboles y plantas. Con el súbito aumento de las temperaturas, toda esa masa de vegetación esparcida aviva el riesgo de incendios.
Unas 1.000 personas que estaban en paro fueron contratadas por los departamentos de Interior y de Medio Ambiente para acondicionar los bosques. Todavía hay, aun así, zonas sucias. La mayoría de terrenos dañados son de propiedad privada, por lo que se destinó un millón de euros de ayudas para sanearlos. Llegado el momento, el fuego no atiende a propiedades y afecta lo mismo a lo público que a lo privado.
Interior admite que los resultados de 2008 son "difícilmente repetibles". Aquel éxito se explica por las "buenas condiciones meteorológicas", la "concienciación ciudadana" y la "mejora de recursos". El primer factor está fuera de todo control. El segundo es difuso. El tercero, ése sí, puede medirse: este año, la Generalitat destinará 24 millones para combatir los incendios durante el verano. Medio Ambiente aporta otros 31 en inversión y ayudas para prevención y mantenimiento de infraestructuras, entre otros aspectos.
Los medios son superiores a los de 2008: trabajarán contra los incendios 7.000 personas. De ellas, 200 limpiarán los bosques. Estarán apoyadas por 34 medios aéreos. Hay otras novedades llamativas: los bomberos utilizarán un nuevo navegador (que ayudará a moverse con más rapidez sobre el terreno) y un tipo de espuma que, según Interior, aumenta un 50% la eficacia del agua contra las llamas.
En los incendios, sin embargo, también cuenta el factor suerte. Este año, por ejemplo, los dos incendios más graves han ocurrido en enero (Bonastre, 41 hectáreas quemadas) y marzo (Boldís, 86 hectáreas). En los últimos cinco años, la principal causa de incendios forestales en Cataluña han sido las negligencias (45%, aunque en verano bajan al 20%), seguidas de los intencionados (22%), los accidentales (9%) y los naturales (9%).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de junio de 2009