En un discurso destinado a desterrar tabúes, superar hipocresías y hacer historia, Barack Obama acabó ayer con el antagonismo entre islam y Occidente e invitó a los musulmanes a aislar a los extremistas y asumir su papel como parte de una civilización que aboga por la tolerancia, la democracia y la paz. Dirigiéndose especialmente a millones de jóvenes árabes atrapados entre la violencia y la desesperación, el presidente norteamericano prometió que Estados Unidos estará a su lado en el afán de una vida mejor.
Algunos de esos jóvenes vitorearon a Obama en la Universidad de El Cairo cuando el popular dirigente mencionó palabras como derechos humanos, justicia, educación y progreso. Otra parte del público, sentada en los asientos de las autoridades, ovacionó las alusiones del presidente a las obligaciones de Israel y las justas reivindicaciones de los palestinos, pero permaneció en un cortés silencio cuando resaltó el sufrimiento del pueblo judío y pidió que los Gobiernos árabes dejen de utilizar el conflicto de Oriente Próximo para incumplir sus propias obligaciones.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de junio de 2009