Poco amigo de ver historietas colgadas en los muros, el dibujante e ilustrador Max se ha embarcado en llevar por centros culturales de toda España una retrospectiva de su premiada obra en la última década como una reivindicación de que el cómic también es arte. Con este mensaje "pedagógico" contra la falta de reconocimiento social de las viñetas, llega a la Fundación Luís Seoane de A Coruña esta exposición (Hipnotopía) en la que el ilustrador barcelonés, con amplio reconocimiento internacional, ofrece un recorrido por sus gustos y obsesiones.
La muestra está llena de referencias y homenajes gráficos a los pintores, escritores, cineastas y dibujantes que admira Max (Premio Nacional de Ilustración del Libro Infantil, 1997 y Premio Nacional de Cómic, 2007), como la serie de dibujos con los que ilustró el libro sobre el cuadro de Durero El caballero, la muerte y el demonio. Es un "homenaje a esos artistas que he leído, estudiado y de los que algo entendí", destacó ayer Max, de su verdadero nombre Francesc Capdevila (Barcelona, 1956). De ese tributo, el autor destaca la ilustración que refleja una biblioteca con libros en cuyos lomos están los nombres de los creadores más variopintos, desde Osamu Tezuka, Astro Boy, Gus Bofa, pasando por Buñuel, Picasso, Robert Graves, Kafka, Babar y Tintin.
La faceta de cartelista e ilustrador de Max también está presente en esta exposición con algunos de sus trabajos para The New York Book Review o el suplemento cultural de EL PAÍS, Babelia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de junio de 2009