Es difícil encontrar tanto consenso dentro de la comunidad científica sobre quién es la figura más relevante en cuanto a sus aportaciones en las ciencias aplicadas al fútbol como el que despertaba Tom Reilly, fallecido el 11 de junio en Liverpool.
Primer catedrático en Ciencias del Deporte en Reino Unido, sus contribuciones desde la Liverpool John Moores University son innumerables. Diseñó las estrategias para que el equipo olímpico británico combatiese con éxito el gran desfase horario en los JJ OO de Sidney 2000. No obstante, es en su gran pasión, el football ("no utilicen la palabra soccer, por favor..."), donde crea la base científica necesaria para que este deporte se haya convertido en uno de los más investigados. Más de tres décadas de incesantes contribuciones, una carrera universitaria específica en ciencias del fútbol, asesoramientos a numerosos clubes británicos, una red internacional insuperable de contactos. Con Thomas Reilly, irlandés universal, se va el paradigma de académico que todo estudiante sueña con escuchar o tener como mentor. Sin embargo, queda un manantial de inspiración para todo aquel que quiera dignificar el mundo del deporte a través de la investigación.
Tom hacía bueno el dicho "los que son realmente buenos son los más sencillos y humildes". Al llegar tarde a nuestro primer encuentro, me sentía avergonzado por hacer esperar a un mito viviente. A los 15 minutos estábamos tomando una cerveza cerca del Camp Nou, hablando de lo bueno que era un tal Arteta al que acababa de fichar el Everton de sus amores o de un chico de la cantera que era un portento físico según sus datos; el desconocido, en ese momento, Wayne Rooney.
Dotado de un enorme talento para la escritura, su producción científica cuenta con más de 600 publicaciones. Sólo este año, y a pesar de su estado de salud, publicó 19 trabajos. Investigaciones aplicadas, bien ejecutadas y narradas, que proporcionan herramientas a los profesionales del deporte del siglo XXI; jóvenes que se resisten a creer en el dicho "el fútbol es así" o "en deporte nunca se sabe", que sueñan con que se instaure la meritocracia en este país, que sea su capacidad y no los contactos o el haber sido un jugador famoso lo que les permita trabajar con los mejores deportistas.
La esencia personal y académica del profesor Reilly queda reflejada en una anécdota contada por Iñigo Mujika, nuestro fisiólogo deportivo de más reconocimiento internacional. Una mañana Tom se encontraba sentado cómodamente en un lugar apartado del aeropuerto de El Prat; había perdido su avión y le esperaban 10 horas para el siguiente vuelo al John Lennon Airport. Al compadecerle Iñigo por su mala suerte, Tom respondió sonriendo: "No es ningún problema, es una buena oportunidad para corregir tesis y artículos de mis estudiantes". ¡Carpe Diem, Tom!
Julio Tous Fajardo es ex preparador físico del Barcelona y el AC Sampdoria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de junio de 2009