Enfiló la fotogénica escalera de La Moncloa puntual, a las once de la mañana, para su primera cita de presidente a presidente. El anfitrión recibió a Feijóo con la sonrisa perenne que Zapatero siempre se reserva para los actos oficiales.
Intercambio de bromas para matar el rato durante los segundos eternos que dura el posado ante los flashes. Y media docena de confidencias varias entre dos varones de la misma quinta. "¿Cuántos años tienes?", le tuteó el presidente del Gobierno. "47", respondió Feijóo. "Buena edad, yo tengo 48", replicó Zapatero. Comentaron algo sobre lo mucho que puede hacer adelgazar el puesto -el presidente de la Xunta ha perdido un par de kilos desde que lo es- y su homólogo le recetó ejercicios para mantener la forma física. "La clave es hacer abdominales... por la espalda".
Ya dentro, en los sofás, nueva representación durante los cinco minutos que graban las cámaras. Hasta que los focos dejaron de apuntar y empezó la verdadera reunión. De esa sólo se sabe por lo que contó uno de sus dos protagonistas: el presidente gallego, que salió de ella razonablemente satisfecho. De Zapatero nunca más se supo. Nadie del Gobierno compareció ante los medios para explicar los acuerdos, si los hubiere. Moncloa solventó el trámite con un comunicado donde ratifica, con menos entusiasmo que Feijóo, su apuesta por Galicia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de junio de 2009