Después de más de 60 ataques, cuatro con bomba, contra las empresas que construyen el AVE vasco y de matar al empresario Inaxio Uria el 3 diciembre del pasado año, ETA y su entorno llevaron ayer su estrategia de acoso al proyecto de infraestructuras más grande de la historia de Euskadi a los obreros.
Sobre la una de la madrugada, según el Departamento vasco de Interior, dos personas se acercaron a la furgoneta de un trabajador búlgaro del AVE, rompieron los cristales y arrojaron en su interior un cohete pirotécnico para incendiarla. Al ver pasar a varias personas, se dieron a la fuga y dejaron allí una botella de líquido inflamable. Todos los partidos representados en el Parlamento vasco condenaron la agresión, incluidos los contrarios al proyecto, EB y Aralar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de junio de 2009