Lluís de Roselló, de 72 años, vecino del Eixample, era el primero para entrar en el Velódromo, el café de 1933 de la calle de Muntaner que ayer reabrió por un día sus puertas tras nueve años cerrado. La apertura definitiva será el próximo 6 de julio. "Es alucinante: lo han dejado igual que estaba hace 50 años", dijo Roselló, que jugaba al billar en el café cuando salía de los Escolapios. Jordi Hereu, alcalde de Barcelona, contaba que frecuentó el Velódromo en la década de los 80 y que su padre, cliente en la de 1930, había visto en el bar a políticos republicanos. El bar fue adquirido por la cervecera Moritz. Manel Pastor, el antiguo dueño, lo vendió a Moritz con dos condiciones: que esperara a su jubilación en 2000 y seguir viviendo en la planta de arriba. "Me gusta muchísimo cómo ha quedado", decía Pastor, que renunció a ofertas de constructoras para levantar más plantas. Moritz convirtió ayer el pasaje Lluís Pellicer en una atestada barra libre para vips y un tramo de la calle de Londres en un bar a medio euro la consumición.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de junio de 2009