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Otras cien ONG aceptan el control de transparencia

Es lógico que ciudadanos, empresas e instituciones quieran saber cómo y a dónde va el dinero si van a donar. Los escándalos que han salpicado a algunas ONG también han reforzado la necesidad de dar confianza al donante. La Fundación Lealtad, que controla la calidad de 131 ONG en España, presentó ayer su último informe (con 14 nuevas incorporaciones) y las notas son muy buenas: la media es de nueve. Además, otras 100 ONG esperan para acceder a los cursos previos a la incorporación, afirma Salvador García-Atance, copresidente de la Fundación.

La Guía de la transparencia y las buenas prácticas 2009 controla a ONG que voluntaria y gratuitamente se someten a un control de calidad basado en principios como la transparencia y pluralidad en la financiación, utilización de fondos o presentación de cuentas. García-Atance afirma que más que las notas es importante "la voluntad de ser supervisado". De hecho, este año la nota media de las recién incorporadas ha sido dos puntos superior a las que ya estaban en ella.

Pero el mayor reto es lograr transparencia y eficacia en la utilización de fondos, sobre todo cuando pasan por una larga cadena hacia su objetivo. "El 40 o 50% de las aportaciones se van a otros países, que a veces subcontratan los proyectos", explica García-Atance. Aunque en España no está cuantificado el efecto de someterse a este escrutinio, en Holanda, con datos desde hace 40 años, los estudios indican que las ONG auditadas recaudan un 20% más de fondos que las que no lo están.

Una red internacional

La Fundación Lealtad anunció ayer su incorporación a ICFO, un foro de auditoras de 11 países. Con medio siglo de experiencia, trata de consensuar criterios para la realización de los análisis. Adri Kemps, miembro de la junta directiva, ha valorado la entrada de España como puente a Latinoamérica: "La Fundación Lealtad va a comenzar un proyecto con México y la idea es extender la red e ir homogeneizando los criterios de control".

Un criterio cuyo incumplimiento, en algunos países, supone la expulsión es gastar demasiado en márketing: "En Holanda el tope es el 25% y cada año se expulsa a dos o tres", afirma Kemps. "En España no es posible medirlo porque algunas ONG son reacias a decir cuánto recaudan", dice García-Atance, para quien "es importante no ocultar datos, pero también que la sociedad comprenda que hacer las cosas bien tiene costes".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de junio de 2009