Devorado por una guerra intestina que ha minado el apoyo de sus valedores, Alberto Saiz, director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) desde 2004, dimitió ayer y se adelantó al probable cese que se esperaba en breve. Saiz convocó al personal del centro para explicar que dimitía "para no perjudicar la imagen del Gobierno de España". La publicación de supuestos escándalos en la gestión de los recursos del CNI, difundidos desde el interior del centro de espionaje, hizo que Saiz ofreciera al presidente José Luis Rodríguez Zapatero y a la ministra de Defensa, Carme Chacón, un plan de depuración interna que afectaría a unos sesenta agentes. El rechazo de Zapatero y Chacón a ese plan dejó a Saiz sin alternativa. El sustituto encargado de restablecer el orden interno en el CNI será el general Félix Sanz, ex jefe de la cúpula militar hasta 2008, cuando pasó a trabajar en La Moncloa. El servicio secreto volverá a ser dirigido por un militar después de ocho años.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de julio de 2009