La UE ha puesto en práctica un amplio espectro de medidas para garantizar que los alimentos de toda Europa sean seguros, y para promover una dieta saludable. Estas medidas cubren toda la cadena de suministro de los alimentos y establecen normas y acciones de vigilancia de la salud y el buen estado de los animales, las plantas, los cultivos y las importaciones de alimentos.
Una red de alerta ágil y eficaz ante contingencias inesperadas transmite confianza y seguridad. Europa posee normas estrictas para los productos ecológicos, y evita que los fabricantes de alimentos dietéticos o productos adelgazantes hagan promesas inexactas o no fundamentadas. La legislación comunitaria sobre el etiquetado de los alimentos también es de gran ayuda para los consumidores.
Para evidenciar algunos de los ámbitos en los que la acción europea tiene efectos, señalaré algunas cuestiones que a todos nos interesan: desde la igualdad de género hasta los derechos del consumidor, pasando por las medidas para afrontar la crisis financiera y económica o para el control de los productos químicos peligrosos. Es de justicia reconocer que las decisiones de la Unión Europea marcan una diferencia real en nuestra vida y en nuestro futuro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de julio de 2009