Ya se sabe que Ruiz-Gallardón repetirá como candidato a la alcaldía de Madrid en las próximas elecciones. Se desconoce aún qué nombres presentará la Izquierda. De hecho, la Izquierda madrileña lleva décadas sin encontrar las personas adecuadas, cosechando fracaso tras fracaso. Hay una ausencia de líderes que ya se viene prolongando demasiado. ¿Qué pasa con los líderes de casta? ¿Existen? ¿No destacan porque no les dejan? ¿Están agazapados a la espera de que amaine el temporal de la crisis? Estén donde estén, si es que existen, ya es hora de que vayan saliendo a la palestra.
Los candidatos socialistas son designados desde hace años por el aparato del partido con ejemplar desacierto, por lo que se ha comprobado. Es el caso, por ejemplo, del anterior candidato, Miguel Sebastián, que fue impuesto con calzador por Ferraz. Todo acabó en fiasco. En Izquierda Unida no es lo mismo, pero los resultados se parecen. El caso es que la Izquierda madrileña sólo supo transmitir ilusión a los ciudadanos en las primeras elecciones de la democracia. Después ha ido cayendo en picado. Las dos derechas (la de Esperanza Aguirre y la de Gallardón) se los han zampado cada vez que se han puesto a tiro. De todo lo cual se colige que la Izquierda madrileña está entre Pinto y Valdemoro, empantanada en una acequia.
Las circunstancias actuales son bastante diferentes a las anteriores, porque habrá novedades importantes en la línea de salida. El partido de Rosa Díez pudiera ser quien inclinara la balanza a uno u otro lado. Las próximas elecciones prometen ser bastante más interesantes que las anteriores, sin duda. Se trata de transmitir ilusión en tiempos desilusionados, credibilidad, realismo. De alguna forma habrá que salir del charco. Pero no es fácil batir a Gallardón, que sabe muy bien lo que se trae entre manos. A ver qué persona es capaz de quitarle el sillón.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de julio de 2009