Se acaba de aprobar y permitir, una vez más, que Cataluña siga siendo el país con más plantaciones modificadas genéticamente de toda Europa.
No entiendo a nuestros políticos. No será por manía que en el resto de Europa están prohibidas las plantaciones de transgénicos. Por si fuera poco, tampoco se implanta la ley que obliga a los productos transgénicos a mostrarlo en su etiquetaje, con lo cual no se nos da la opción de comprarlos o no.
No es cierto que con los productos transgénicos se pueda acabar con el hambre del mundo. Hace años que existen y estamos igual o peor. Por otro lado, sabemos que con la producción anual de comida habría suficiente para todo el mundo si estuviera mejor repartida.
Me parece indignante que se me obligue a tomar productos modificados genéticamente. No está probado que sean inocuos. Además, dentro de poco todos los campos estarán infectados, ya que sabemos que las semillas transgénicas se expanden muy rápidamente sobre otros cultivos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de julio de 2009