Cómo es posible que la alcaldesa de Valencia y un conseller de la Comunidad Valenciana, el señor Rambla, hayan sido capaces de manifestar que todos los políticos reciben regalos y que por tanto no habría suficientes juzgados para encausarlos a todos, y no pase nada.
O lo que es lo mismo, declaran públicamente que los políticos, categoría a la que se supone ellos pertenecen, son unos corruptos convictos y confesos y no se les cae la cara de vergüenza. Han desarrollado tal cinismo que se permiten hacer afirmaciones como éstas sabiendo que no les supone desgaste alguno. La impunidad es total.
¡Qué fácil es dominar a las masas!
Por favor, que alguien pare esta dinámica y se recupere el sentido común.
La ética queda muy lejos en política, pero bueno sería que los políticos se esfuercen en recuperar la dignidad para la buena salud de la democracia en España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de julio de 2009