Como si se tratara de una guerra sicológica, las dos partes que se sientan hoy a la mesa del Gobierno vasco a buen seguro que se mirarán de reojo. Sobre todo, al término de la reunión. Desde luego, el Ejecutivo no va a perder de vista la posible tentación de los representantes de las tres diputaciones vascas de "dar bajonazo" al encuentro, por el método de ningunear su importancia sabiendo que "no se va a llegar a tomar medidas concretas".
La fluidez informativa sobre el desarrollo de la reunión parece así garantizada. El Gobierno no va a dejar de insistir en que se trata de "un encuentro que consideramos al máximo nivel y, desde luego, de la máxima importancia por los temas que se abordarán".
A la vista del escaso interés que ha provocado en las tres diputaciones el rango de la convocatoria por la ausencia del lehendakari Patxi López, no se descarta, en círculos próximos al Gobierno, "que [los diputados de Hacienda] quieran pinchar el globo", dando una imagen muy parcial de la reunión cuando sean preguntados por los periodistas.
Tampoco se puede olvidar que el PNV seguirá con interés el desarrollo de este encuentro institucional sobre la crisis y sus consecuencias en los presupuestos de las instituciones vascas. Aunque Iñigo Urkullu ha descartado que pueda entenderse como una ofensa ni siquiera un plante la ausencia de los tres diputados generales, le ha sido imposible sustraerse a criticar la convocatoria. En el caso de Joseba Egibar fue más explícito en su acusación ya que ve en el lehendakari una "pérdida de perspectiva" y "vértigo" a compulsar la situación con los diputados generales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de julio de 2009