ITP (Industria de Turbo Propulsores) celebra hoy sus 20 años de vida y, como casi todas las empresas, está pendiente de la crisis. Pese a ello, el pasado año aumentó sus beneficios en un 26,9% y ganó casi 47 millones de euros. La empresa fabricante de motores de aviación se ha convertido en estas dos décadas en la primera multinacional española de motores aeronáuticos, con presencia, además de en España, en México, Reino Unido, Malta y Estados Unidos.
Desde 1989 el cambio de la empresa ha sido total. Entonces tenía sólo 11 empleados, en dos pisos de Madrid y Bilbao, y la primera pieza vendida fue en 1991, en un tubo que se entregó en una maleta y en mano. Ahora, aquellos 11 trabajadores se han convertido en 2.650 y dispone de 17 plantas en España, México, Inglaterra, Malta, Estados Unidos y China. De ellas, dos están en Euskadi, en Zamudio y Barakaldo. Su crecimiento le ha supuesto ser socio de referencia en consorcios de defensa, motores de aviación civil y aviación de negocio y mantenimiento de motores pequeños.
Su presidente, Ignacio Mataix, admitió, a principios de mes, al presentar sus resultados de 2008, que para 2010 y 2011, se prevé un "bajo o nulo" crecimiento pese a la existencia de una importante cartera de pedidos a largo plazo. La clave son los retrasos anunciados en los programas aeronáuticos.
"Nadie se libra de esta crisis. El tráfico aéreo ha caído en los últimos meses de manera dramática. Hay pocas órdenes nuevas [de pedidos] y aumentan las cancelaciones", admitió el pasado mes Mataix en una entrevista con este diario. Al menos, de momento, no ha llegado el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), planteado a principios de año y retirado después. Pero sigue sin descartarse y dependerá de la carga de trabajo en la segunda mitad del año.
"Nuestra trayectoria se ha cimentado en el talento de nuestras personas", ha asegurado el director general, quien vuelve a apelar a ello para capear la crisis económica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de julio de 2009