El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha pasado sus dos años de mandato ufanándose de los grandes proyectos que iban a cambiar la ciudad con su impulso personal y el eco que encontraba en los "gobiernos amigos" de Santiago y Madrid. Así los ha presentado en decenas de ocasiones. Los del hospital y la depuradora, más que urgentes, por motivos sobradamente conocidos, son acuciantes. Caballero se reunió durante casi hora y media con el presidente de la Xunta y salió calificando la entrevista de "esperanzadora", "punto de partida" en la "hoja de ruta" (nueva) que se aplica a esos proyectos y en la que espera "diálogo permanente en una cordial relación". Incluso expresó su "optimismo" por el "horizonte esperanzador" que abre la "bien planteada hoja de ruta" del hospital.
La cortesía de anfitrión o la estrenada "lealtad institucional" han operado el cambio. Caballero, tan complaciente con las nuevas orientaciones que la Xunta depara para Vigo, ignora ya la Cidade do Mar y acepta sin rechistar un área de 14 municipios que antes denostó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de julio de 2009