Las estatuas humanas de La Rambla dejaron ayer de captar durante un rato la atención de los turistas que deambulaban por ella cuando fueron sorprendidos por un ruidoso, heterogéneo y caótico grupo humano que, pasadas las cinco de la tarde, apareció, de espaldas, barriendo el paseo desde Colón hacia la plaza de Catalunya al ritmo de la música de Michael Jackson. Muchos de los fans, dispuestos a rendir un homenaje al rey del pop, iban tocados con un sombrero negro y llevaban un guante blanco. Pero de los dos centenares largos de simpatizantes y admiradores del artista fallecido, sólo un puñado se atrevió en serio y durante el kilómetro de recorrido con el paso moonwalk.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de julio de 2009