Estos días que celebramos con orgullo la llegada del hombre a la Luna hace 40 años, algunos titulares parecen contradecir el transcurso del tiempo. Me refiero a la noticia que llevamos varios días barruntando y que hoy se despliega sin recato: el presidente de uno de los poderes básicos del Estado, el judicial, esgrime sus creencias religiosas para negar el aval a la ley emanada de un Gobierno que representa a la mayoría de los ciudadanos.
Esperemos que el próximo presidente del Poder Judicial no confiese alguna fe que promulgue la poligamia o que impida que las mujeres muestren su rostro. De ahí a practicar el antaño celebrado "bajo palio" no queda demasiado. Aplique la ley e interprétela, pero no pierda de vista que la Constitución que todos aprobamos indica que ninguna confesión tendrá carácter estatal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de julio de 2009